viernes, 24 de febrero de 2012

The Artist

       Después de meses sin acudir a un cine "The Artist" era la ocasión perfecta para ver una película en una pantalla grande, cine mudo, para no tener que matarme mucho con mi nivel de inglés. De entrada el trailer de "The Iron Lady", con una Meryl Streep convertida en Margaret Thatcher, (espectacular el acento, y eso que solo era el trailer). Algo bueno tiene que tener pagar en libras, que muchas de estas películas llegan antes.

Uno piensa, todavía se siguen haciendo películas y cortos de cine mudo, está claro que no al nivel de los años 20, pero se siguen facturando y no alcanzan tanta repercusión como esta película. Entonces ¿por qué ha creado tanto revuelo "The Artist"?
Pues muy fácil, los hermanos Weinstein de "Miramax" como productores.

"The Artist" no ha llegado para renovar el cine, no es ni más ni menos que una película hecha a la antigua usanza pero sin llegar a copiar burdamente la estética del cine primigenio. Puede que el éxito que ha tenido esta película haya creado una moda de rodar cine mudo ( y bienvenida sea), pero es un error achacar dicho éxito a la mano de Hollywood esta película francesa.

Su argumento, no es nada nuevo, cine dentro de cine, su baño digital en pantalla resta encanto en el terreno de lo visual si lo comparamos con las imperfecciones de antiguas películas de cine mudo, pero su estética y su pretendido y sobrio aspecto "oldie" y sobre todo sus protagonistas le dan un enorme encanto

Pero si hay algo, más bien alguien que merezca la pena de este film es Jean Dujardin, su George Valentin es un espectáculo, con la dosis justa de verborrea que exige este tipo de cine, este hombre de rudo rostro hace que su radiante sonrisa ilumine la pantalla logrando una actuación memorable. El personaje de Peppy Miller interpretado por una fantástica (y bellísima) Berenice Bejó no es que deje que desear, pero no llega a hacer sombra a el protagonista, aunque solo por la escena de la chaqueta merece la pena. Otros personajes como el de James Cromwell o John Goodman están a la altura del film.


Su unión sin prejuicios de cine antiguo con elementos de cine moderno, su oda al cine, los guiños a múltiples películas y actores, su banda sonora, sus protagonistas, su mezcla de géneros y las sonrisas y ese inexplicable "nosequé" que solo se siente al ver cine mudo hacen que te emociones en la butaca. No hacen falta muchas palabras para definir esta película. Fantástica.

Lo mejor: Los dos protagonistas.

Lo peor: Que una lluvia de Oscar acabe haciendo que se menosprecie este film.